El desmoche, una actividad que daña gravemente el árbol
El proceso de cortar un árbol hecho con cuidado y correctamente para que después se desarrolle con más vigor, se le llama podar. Por el contrario, el proceso de tala se define como: “Cortar por el pie un árbol o masa de árboles”. Lejos de estas dos actividades se viene practicando otra no tan respetuosa con el medio ambiente: el desmoche o desmochar. Esto es la poda indiscriminada de las ramas de los árboles, dejando garrones o muñones. Es decir, consiste en recortar indiscriminadamente las ramas de los árboles que no son lo suficientemente grandes para asumir el papel terminal. El desmoche se ha estado llevando a cabo durante años, pero sin embargo tiene consecuencias nocivas para los árboles.
Son muchas las personas, incluso profesionales cualificado los que relacionan el desmoche con la reducción de altura de un árbol, por el riesgo que puede conllevar ejemplares de tanta altura. Lejos de la realidad, el desmoche puede causar mayor peligrosidad a largo plazo: evita que crezcan, dejan de emitir sombra, de producir oxígeno e impiden que la fauna que atraían se acerquen a ellos.
«El desmoche hace que los árboles sean más vulnerables a infestaciones de insectos y enfermedades»
Otras de los motivos que esta poda indiscriminada provoca en los árboles es que resulta más vulnerable a infestaciones de insectos y enfermedades. Las heridas grandes y abiertas provocadas por el desmoche exponen la albura y el duramen al ataque. El árbol puede carecer de la suficiente energía para defender químicamente las heridas contra la invasión. Además, entre muchas de las consecuencias negativas que conlleva esta mala práctica, destaca la aceleración del decaimiento y la posibilidad de que los muñones que han quedado del desmoche sufran quemaduras por el sol.
La realidad es que en España distintas localidades han alzado la voz contra esta práctica, pues solo basta observar el perfil del árbol para darse cuenta que el desmoche destruye la forma natural de este. En lugar de disfrutar de árboles grandes y frondosos, la poda indiscriminada deja troncos deformes y muñones desagradables. Incluso fuera de nuestras fronteras se ha iniciados recogidas de firma bajo el título ‘NO A LA PODA INDISCRIMINADA DE ÁRBOLES’, llegando a las 25.000 firmas en la conocida plataforma change.org.
Madrid tampoco resulta ajena al problema, en vías urbanas y parques públicos se puede reconocer fácilmente aquellos árboles que han sido mutilados. Un caso reciente, cuya voz de alarma procede de los propios vecinos, es el municipio de Becerril de la Sierra.
“Lo primero que se debe hacer por parte de lo organismos pertinentes en cuanto a arbolado público se refiere, es evaluar qué tipo de poca es necesaria para mejorar la salud, apariencia y seguridad de sus árboles. Un profesional de la poda y tala en altura puede proveer los servicios de un grupo de gente entrenada, con todo el equipo de seguridad y responsabilidad en accidentes.”
Branco Bajalica